De la prohibición a la invitación

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La Fe en Cristo hace caer el muro de la separación que divide a los judíos de los gentiles. Así, la prohibición que había en el atrio histórico del templo de Jerusalén se ha convertido hoy en una invitación a situarse en la frontera entre la creencia y no creencia. El concilio Vaticano II expresó la necesidad para la Iglesia de hacer frente a las voces más escuchadas de la cultura contemporánea y, en particular, a las voces del ateísmo, de la no creencia y de la indiferencia religiosa.

“(…)Mientras el mundo siente con tanta viveza su propia unidad y la mutua interdependencia en ineludible solidaridad, se ve, sin embargo, gravísimamente dividido por la presencia de fuerzas contrapuestas (…)Se aumenta la comunicación de las ideas; sin embargo, aun las palabras definidoras de los conceptos más fundamentales revisten sentidos harto diversos en las distintas ideologías. Por último, se busca con insistencia un orden temporal más perfecto, sin que avance paralelamente el mejoramiento de los espíritus.

Afectados por tan compleja situación, muchos de nuestros contemporáneos difícilmente llegan a conocer los valores permanentes y a compaginarlos con exactitud al mismo tiempo con los nuevos descubrimientos. La inquietud los atormenta, y se preguntan, entre angustias y esperanzas, sobre la actual evolución del mundo. El curso de la historia presente en un desafío al hombre que le obliga a responder.” (Gaudium et Spes, 4). 

Por esto, el Papa Pablo VI creó el Secretariado para los no creyentes el 17 de mayo de 1964, que en 1988 se transforma en el Consejo Pontificio para el Diálogo con los no creyentes, con dos objetivos: estudiar el fenómeno del ateísmo para comprenderle sus razones profundas e instaurar y desarrollar el diálogo con los no creyentes. En 1982 el Papa Juan Pablo II instituyó el Consejo Pontificio de la Cultura para el diálogo y la colaboración entre la Iglesia y las culturas de nuestro tiempo. En 1993 tal Institución se fusionó con el Consejo Pontificio para el diálogo con los no creyentes, bajo la presidencia del Cardenal Paul Poupard hasta el 2007.

Actualmente el responsable es el Cardenal Gianfranco Ravasi. El Consejo Pontificio de la Cultura está compuesto por diversos departamentos: “Arte y fe”, “Ciencia y fe”, “Creencia y no creencia”, “Las culturas emergentes”, “Nuevas tecnologías y cultura de la comunicación”.

El diálogo con los no creyentes aparece, junto con el diálogo interreligioso, como una de las principales preocupaciones del pontificado de Benedicto XVI.