2010- LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

calatrava
El lenguaje de la Arquitectura: Santiago Calatrava, Ópera, Valencia

La Asamblea Plenaria 2010 del Consejo Pontificio de la Cultura ha tratado de dirigir su atención a un aspecto esencial de las culturas contemporáneas: el uso del lenguaje y de la comunicación, para estudiar la actual situación y proponer líneas de acción para la misión evangelizadora de la Iglesia. 

En la tarde del 10 de noviembre, en la Sala de la Protomoteca del Capitolio, sede de la Alcaldía de Roma, tuvo lugar la Sesión Inaugural de la Plenaria. Un momento de encuentro y de apertura a la sociedad civil en forma de Mesa Redonda sobre el tema «NEn la ciudad, escuchando los lenguajes de alma». Participaron S.E.R. Mons. Gianfranco Ravasi, el Alcalde Gianni Alemanno, Patrick De Carolis, Aldo Grasso, Lloyd Baugh e Marta Nin. 

Las sesiones de trabajo continuaron después en la sede del Dicasterio, partiendo de la relación inicial de S.E.R. Mons. Gerhard Ludwig Müller sobre un tema antropológico. A continuación, una mirada a los nuevos lenguajes, en especial al cine, la músiica, las artes figurativas y plásticas, internet y los lenguajes multimediales, para tratar de captar las palabras, los colores, los sonidos y las imágenes capaces de presentar la vida como experiencia válida para todos. Para favorecer la comunicación y el debate, no hubo textos escritos, sino conversaciones vivas con expertos como Ennio Morricone, Dario Viganò, Robert Barron y el Administrador Delegado de Microsoft Italia. 

La Iglesia posee un larga tradición en el uso de las diversas formas lingüísticas y de una comunicación dirigida ad intra y ad extra. La Plenaria pasó revista a todos estos lenguajes de comunicación usados hoy para implicar a las personas en el acto comunicativo. En especial, las características de la interactividad, participación, claridad, simplicidad --evitando las simplificacioens-- y los lenguajes figurativos y narrativos para transmitir mejor a nuestros contemporáneos de manera comprensible lo que hemos recibido. Como enseña Jesús: «No se enciende una lámpara para colocarla bajo el celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Brille pues así vuestra luz ante los hombres para que vean vuestra buenas obras y den gloria al Padre de los cielosi» (Mt 5, 15-16). 

Las reflexiones de la Plenaria han llevado a la creación de un departamento en el Dicasterio, y han quedado recogidas en el número monográfico de la revista Culturas y Fe (vol. XIX 2001, 1), de las que reproducimos algunos elementos en estas páginas.

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